El Nido es una banda de folk que se caracteriza por tener un sonido único, una mezcla entre tradición, folclore y ritmos más modernos. Álvaro, Rodrigo, Eneko y Nacho iniciaron este viaje en 2018 con la idea de retomar un proyecto musical anteriormente compartido. Dos años después nació Huella y Camino, un trabajo que ellos mismos produjeron.
Refugios a cielo abierto (2022), su último disco, se publicó el pasado 16 de diciembre y recoge letras que hablan de los problemas reales del día a día como el duelo por una pérdida o los ritmos frenéticos del mundo moderno. Un trabajo que presentaron en Burgos y con el que pasarán por otras ciudades como Valladolid, el 20 de enero, Madrid, el 14 de abril, y por otros muchos lugares de la geografía española y que anunciarán próximamente.
En 2018 decidisteis retomar un proyecto musical que anteriormente habíais empezado, ¿cómo surgió la idea de volver a formar un grupo?
Pues volvimos a coincidir la mayoría del grupo en una misma ciudad y fue algo bastante orgánico, la verdad. Desde el principio comentamos que teníamos unas ganas tremendas de volver a juntarnos, revivir las canciones y volver a hacer conciertos juntos. Y poco a poco fue volviendo a coger forma y a evolucionar hasta Refugios a cielo abierto.
¿A qué se debe vuestro nombre?
Pues tiene mucho que ver con lo que comentábamos antes. Cuando volvimos a juntarnos vivíamos en una gran ciudad por primera vez y estábamos empezando a aprender a convivir con el ruido, las multitudes, los tiempos más dilatados… Cada vez que nos veíamos era como un pequeño oasis en medio de tanta locura, y surgió la idea de que el concepto nido de calma, donde podíamos descansar, lo representaba bien.
Tenéis un sonido muy único y bastante difícil de clasificar, así que os lo preguntamos directamente. ¿A qué suena El Nido?
Suponemos que es quizá lo que más nos distingue. Pues El Nido suena a tradición, a folclore, por los ritmos en los que basamos nuestras canciones (en Refugios hay jotas, ajechaos, charros y una rueda burgalesa) y por los timbres de los instrumentos que tocamos (violín, las percusiones menores típicas del folclore ibérico como las vieiras, el pandero cuadrado, la sartén, la caja de pimentón…). Pero también suena a modernidad porque esa tradición en la que basamos nuestra música es nuestra herramienta para hacer canciones nuestras, propias, donde contar problemas muy del día a día actual, como lo frenético de la vida moderna, la emigración o el duelo por una pérdida.
Parte de vuestro sonido bebe de la música tradicional, ¿desde el principio tuvisteis claro que querías tener ese tipo de influencias en vuestra música?
Nuestro interés por la música tradicional empezó a coger fuerza en Salamanca, donde nos conocimos. Solíamos tocar mucho en acústico y de ahí que empezásemos a interesarnos por instrumentos de este corte, como la mandolina, el violín, las flautas... Empezamos a escuchar y tocar mucho folclore europeo y balcánico, y posteriormente empezamos a indagar mucho más en el nuestro, que nos fascinó por la riqueza rítmica e instrumental. Obviamente también tenía un componente emocional muy muy fuerte, especialmente cuando la mayoría vivíamos lejos de nuestras casas. Fue desde este componente emocional y gracias al descubrimiento de bandas tan icónicas de la nueva música de raíz como El Naán, Coetus, Fetén Fetén, que decidimos estudiar nuestro folclore para enriquecer y desde el que crear nuestra propia música.
¿En qué os inspiráis al escribir? ¿Cómo surgen esas letras?
Pues concretamente en Refugios ha coincidido que los cuatro estábamos pasando por un contexto vital muy similar que tenía mucho que ver con las situaciones laborales, a veces con la migración, y con el nuevo rumbo que queríamos coger cada uno después de una etapa vital que a los cuatro nos había agotado mucho. Entonces nos dimos cuenta de que la temática de las canciones que íbamos escribiendo tenía unos puntos de unión muy fuertes de manera involuntaria, y decidimos hacer de ello el leitmotiv de este disco.
Así salieron canciones que hablan de vulnerabilidad, de exigencias que nos ponemos nosotros mismos y que tienden a desbordarnos, de duelos, y sobre todo de ganas de coger aire, impulso, y atrevernos a tomar decisiones que encaminen nuestras vidas.
¿Cómo es el proceso de composición?
Pues la mayoría de las veces las canciones surgen de ideas que traemos alguno de los cuatro, que ponemos en común y desde ellas los cuatro vamos dándoles forma, Álvaro componiendo las melodías instrumentales, viendo qué ritmo puede irle mejor, escribimos la letra… Otras veces, como con Cielos, La Piedra Arde o Suéltame, son canciones que alguno de nosotros, especialmente Nacho, traemos ya con una estructura y una letra que a todos nos encanta y dejamos como está. Luego lo que hemos intentado es confiar al cien por cien en el criterio de Diego Galaz, el productor de Refugios, a la hora de escoger qué canciones deberían ir en el disco y en los arreglos que compuso para cada canción.
En vuestra música podemos encontrar una gran variedad de instrumentos que van desde guitarras, flautas o panderetas hasta cucharas, ¿por qué utilizáis instrumentos tan variados? ¿Qué aportan a vuestras canciones?
Los cuatro coincidimos en que somos un poco frikis de buscar y aprender a tocar instrumentos nuevos. El folclore ibérico es especialmente rico en la variedad enorme de instrumentos que se usan para hacer música. Diego, por supuesto, conoce este mundo mejor que nadie y es quien nos ha descubierto una buen número de ellos.
El pasado 29 de diciembre presentasteis oficialmente vuestro disco, Refugios a cielo abierto, en el Teatro Principal de Burgos. ¿Cómo funciona el disco en directo? ¿Fueron buenas las sensaciones?
Pues la verdad es que estamos contentísimos con cómo fue. Era la primera vez que sonaba el disco íntegramente y queríamos hacerlo de la manera más especial posible. Bien acompañados en el escenario con las colaboraciones del disco (vinieron Ariadna de TéCanela y el Grupo Orégano), y con un show escénico muy trabajado para la ocasión.
La verdad es que pensamos que al público le gustó mucho. Casi llenamos el teatro y todo el mundo salió del concierto feliz y con una sonrisa enorme en la cara. Creemos que conseguimos tocarles muchas fibras distintas y las cosas que nos iban diciendo (y nos siguen diciendo aún) sobre cómo lo disfrutaron eran preciosas. Tenemos unas ganas tremendas de llevarlo por todo el país y que la gente lo pueda escuchar porque confiamos mucho en el disco en sí y en el show de directo.
En vuestro primer disco Huella y Camino (2020) hablabais del deseo de volver a la tierra de origen. ¿Qué mensaje queréis transmitir con Refugios a cielo abierto?
Pues Refugios tiene varios mensajes que nosotros sentimos muchísimo en cada canción y creemos muy vertebrados por uno en concreto. Como ya hemos dicho tiene mucho que ver con afrontar nuevas etapas vitales quitando el lastre que no nos gusta de las anteriores. Lo que sí que nos gusta es dejar las interpretaciones más explícitas de cada canción, del disco entero e incluso del diseño gráfico del mismo (obra de Claudio Rivero y Carla Villalmanzo), a interpretación del público, porque nos está encantando escuchar las diferentes sensaciones que nos cuenta la gente que le da. ¡Por favor, que nos las sigan haciendo llegar!
Nos gustaría hablar sobre Seguiremos cantando, un tema en el que colabora el grupo Orégano y que es un homenaje a los abuelos. ¿Qué os llevó a incluir está canción en el disco?
Sí, Seguiremos cantando es un homenaje específicamente a nuestros abuelos, por supuesto, pero también a nuestros padres y a toda la gente de la que hemos aprendido y seguimos aprendiendo a vivir. Es algo que los cuatro sentíamos muy fuertemente que queríamos hacer en este disco. Refugios ha sido también un proceso que nos ha enseñado a valorar todo lo que podemos aprender si escuchamos a quienes ya han vivido ciertas experiencias o una vida entera.
Vuestro primer disco os lo autoprodujisteis y este último ha estado bajo la producción de Diego Galaz, así que habréis notado algunos cambios de un proyecto a otro. ¿Qué aprendizaje os lleváis de Refugios a cielo abierto?
Que hay que dejarse guiar, ser muy humilde con lo que uno sabe y ser una esponja con la experiencia del mundo entero y muy especialmente de la gente que respetas. Hacer Huella de manera totalmente autoproducida fue una experiencia de la que aprendimos muchísimo, y estamos muy orgullosos de haberla llevado a cabo. Sin embargo, acertamos de pleno a la hora de plantear Refugios de una manera diferente.
Obviamente todo el disco es composición nuestra, y todo el proceso siempre ha estado guiado por decisiones artísticas nuestras, pero hemos sabido dejarnos aconsejar, guiar por gente que sabía infinitamente más que nosotros en cada paso (Carla y Claudio en lo visual, Diego en lo musical, Álvar Alonso y Ángel Pastrana en los videoclips, y por supuesto nuestros incombustibles y queridísimos Alberto y Héctor, nuestros mánagers).
El producto resultante, como no puede ser de otra manera, es mucho más profesional y nos ha dado para aprender a pasos agigantados.
¿Cuáles son vuestras referencias musicales?
Pues dentro del mundo folclórico nos nutrimos muchísimo de toda la música que nos llega del panorama nacional de música de raíz nueva y música tradicional, que está en plena ebullición con gente como Caamaño & Ameixeiras, Fetén Fetén, El Naán, Mayalde, Coetus,… Y de fuera nos gusta especialmente el trabajo que están haciendo The Olllam o Punch Brothers, que también juegan llevando la tradición hacia unas estéticas más modernas sin pasar por la electrónica necesariamente.
Siempre hemos escuchado mucha música rock (Radiohead, Vetusta Morla, incluso más del ambiente del heavy metal), mucha música de cantautor también. Los cuatro hemos sido siempre grandes amantes de descubrir artistas y géneros nuevos y creemos que es algo que permea mucho en nuestro estilo.
Antes de presentar oficialmente vuestro último disco, tuvisteis la oportunidad de ser teloneros de La M.O.D.A. en el WiZink Center. ¿Cómo lo vivisteis?
Pues fue el día más eufórico de nuestras vidas. Estar allí, delante de miles de personas tocando tus canciones, y ver y sentir que las recibían con esa alegría, cantándolas, saltando… Fue espectacular. De por sí el público de La M.O.D.A. es increíble porque siempre van a los conciertos con una predisposición enorme a disfrutar, e hizo que esa media hora que estuvimos en el escenario fuera la más feliz que recordamos. Es un recuerdo que nos llevamos para toda la vida. Además ver trabajar a Caleb, David, Jaco, Nacho, Jorge, Álvar y Joselito y a todo su equipazo increíble en un contexto así nos enseñó muchísimas cosas. Fue una fiesta de Burgos y la música burgalesa en la capital y compartirlo además con Diego, que colaboró en una canción con ellos, fue un broche de oro para el día.
Hace poco anunciasteis que vais a estar en el Sound Isidro, ¿cómo se presenta la gira? ¿esperáis estar en más festivales?
Sí, presentar nuestro disco en Madrid dentro del Sound Isidro es algo espectacular que nos hace una ilusión tremenda. La gira la verdad es que se presenta increíble. Tenemos a nuestros Sopla de cara trabajando junto a nosotros a tope en ello y hemos cerrado ya muchas fechas que nos van a llevar por Zaragoza, todo Galicia, Asturias, Sevilla, Málaga, Alicante, Lleida, Barcelona… En fin, toda la geografía nacional y por supuesto por todo el territorio de la provincia de Burgos y Castilla y León, de manera, esperamos, muy intensiva. Queremos que Refugios se escuche en todos lados y nos apetece infinito volver a coger carretera para que sea así.
Como pregunta bonus, si solo pudierais quedaros con tres instrumentos para componer, ¿cuáles serían?
Un tambor legüero, la mandolina y el violín. Pero tened por seguro que en cuanto lo que compongamos pase al disco, ese número se multiplica por veinte como mínimo [risas].